viernes, 7 de junio de 2013

El Juicio de Paris, al cine por doblete

La cultura del vino sigue globalizándose, con los beneficios comerciales y los perjuicios identitarios que ello acarrea. El mundo del cine supo dividirse en los años anteriores, con películas como Mondovino, de esencia crítica, y Entre Copas, que contribuyó a socializar el consumo de vino en segmentos más jovenes. En 2008, la controversia se detiene en dos películas que analizan el "Juicio de Paris".



BottleShock. Cierta polémica rodea a la producción porque hay en marcha otra película sobre exactamente el mismo tema, el Juicio de París (Judgement of Paris) y los productores insisten en que la suya es la versión oficial. Parece que han perdido la batalla ya que no han conseguido paralizar el estreno de "Bottle Shock" como pretendían.

En 1976, a un grupo de 11 distinguidos expertos en vinos les pidieron comparar algunos de los mejores vinos franceses con varias botellas californianas en una prueba a ciegas. Por aquel entonces, nadie negaba que Francia era la productora de los mejores vinos del mundo. Cuando ocurrió lo imprevisible y todos y cada uno de los jueces (nueve de ellos franceses) otorgaron las mejores calificaciones a los estadounidenses, la reacción otorgó un nuevo significado a la frase 'las uvas de la ira'. Tres decenios más tarde, la viticultura francesa sigue sin haberse recuperado por completo de aquel duro golpe del 'juicio de París', y hay a quien todavía le duele el tema demasiado como para hablar de ello. Hoy en día, aquella degustación es la razón que se oculta tras una nueva orgía de sangre, esta vez por dos películas hollywoodienses rivales, una de ellas protagonizada por el actor británico Alan Rickman, que tratan sobre aquel legendario juicio de valores. 

Por aquel entonces, los franceses sacaron las uñas, aseguraron que en los resultados había sonado la flauta por casualidad y declararon que cualquiera que entendiese de vinos, sabía que sin lugar a dudas los vinos franceses eran mejores que los californianos. El comerciante de vinos Steven Spurrier, que había organizado el concurso, tuvo que salir huyendo como un agente de la pérfida Albión, mientras que los catadores galos recibieron ingentes cantidades de correo ponzoñoso por "haber traicionado a Francia". 

Spurrier se encuentra implicado en la llamada versión 'oficial' de aquel incidente, una película titulada 'Judgment of Paris', basada en un libro escrito por el periodista de la revista 'Time' George Taber, el único reportero presente en el momento de la cata. Spurrier ha acusado de "difamación y grave malinterpretación" a los productores de una película rival, titulada 'Bottle Shock' y protagonizada por Rickman como Spurrier y Danny DeVito como Mike Grgich, un famoso bodeguero californiano, cuyo chardonnay del Valle de Napa triunfó en la cata de 1976. 



Trailer de Bottle Shock




Tras leer el guión, se dice que Spurrier se escandalizó por aparecer en él como un "esnob increíblemente amanerado" y asegura que ese personaje le resulta "profundamente insultante". Así que escribió a los productores de 'Bottle Shock' amenazando con demandarles y exigiéndoles que su nombre desaparezca de la historia. 

"No hay apenas una sola palabra cierta en el guión, son todo puras invenciones por lo que a mí respecta", aseveró Spurrier a la revista 'Decanter', de la que es colaborador destacado. 

Spurrier, que volvió a organizar la cata - con los mismos resultados - el año pasado, añadió que algunas "si no todas" las representaciones de él en la película de la competencia son "falsas, difamatorias y menospreciantes", y que le muestran bajo "una luz falsa". 

"Me parece una basura absoluta la manera en que me han retratado. Se supone que tengo empleados que jamás he tenido, que he estado en lugares que jamás he pisado, que he sacado préstamos de bancos a los que nunca pedí dinero", dice. "He exigido que quiten mi nombre del guión, y espero que, si la película llega a rodarse, sea más un filme de ficción que una historia real". 

La productora estadounidense al cargo de 'Judgment of Paris', que posee los derechos de la historia de Spurrier, también se plantea demandar a la productora de la competencia. 

Spurrier, que tenía 34 años en el momento en que se produjo la polémica cata, afirma que la productora ha ofrecido a grandes nombres de la escena la interpretación de su personaje. "Yo dije que quería un actor británico y me sugirieron a Hugh Grant, pero contesté que es demasiado viejo; pensaron en Jude Law, pero me parecía demasiado guapo". 

También se han oído los nombres de otros grandes de Hollywood, como George Clooney y Keany Reeves, para los papeles secundarios. 

'Bottle Shock', que se está rodando en la actualidad, debe saltear a las pantallas durante 2008. Ambos filmes esperan obtener el mismo éxito que la oscarizada película de 2005, 'Entre copas'. Nadine Jolson, portavoz de 'Bottle Shock', afirma que la película trata de un acontecimiento histórico, y que nadie posee los derechos sobre algo así. 

La famosa (o infame, según se vea...) cata de París se celebró el 24 de mayo de 1976, en la terraza cubierta del Hotel Intercontinental. Spurrier, dueño de una pequeña tienda de vinos en el centro de la ciudad, junto a una escuela de vinos, quería llamar la atención sobre varios vinos excepcionales de California, desconocidos en París por aquel entonces. Así que reunió a un panel de jueces, que incluía a Odette Kahn, directora de 'La Revue du Vin de France', un excelente sommelier y el dueño de uno de los mejores restaurantes franceses. 

"Era un grupo absolutamente impecable de tadaores. Mi intención no era ni más ni menos que llamar la atención sobre estos nuevos vinos, pero me di cuenta de que la única forma de convencerles para probarlos era con una cata a ciegas y diciéndoles que en ella estaban algunos de los más grandes vinos franceses", explica Spurrier. 

Así que enfrentó a 'grands crus' y 'premiers crus' blancos de Borgoña y 'crus classés' tintos de Burdeos contra chardonnays y cabernets californianos. "Lo había preparado todo para que ganasen los franceses. No se pone a media docena de vinos californianos desconocidos por encima de lo mejor de la flor y nata del vino francés". 

Spurrier afirma que los jueces franceses trataron la cata como un ejercicio intelectual cuyo resultado estaba cantado de antemano. 

"Decían cosas como 'éste es bastante potente, debe ser californiano' cuando se trataba de un vino francés, y otorgaban las calificaciones a los vinos convencidos de que eran franceses. Cuando se dieron cuenta de lo ocurrido, se produjo una consternación general", comentó. "Una de los jueces quería cambiar su calificación, así que escribió un artículo asegurando que yo había amañado la cata, pero el resto de catadores se comportó de manera educada". 

"Lo que demostramos en 1976 fue que los vinos californianos superaban a los mejores franceses, y esto constituyó un toque de atención para los bodegueros franceses. Por desgracia, fue un toque al que no hicieron caso alguno". 

Una cata de futuro 

La cata del 'juicio de París' de 1976 todavía llena de indignación a los franceses. No sólo porque un puñado de vinos relativamente oscuros de California derrotara a los grandes nombres franceses, sino porque todo esto ocurrió en una cata a ciegas organizada por un inglés, en París, y con un panel de jueces entre los que se incluían respetadas lumbreras del negocio del vino en Francia. 

Treinta años de negación continúan enturbiando el punto de vista francés, pero la cata de París demostró ser crucial para la confianza de los vinos del Nuevo Mundo. Los norteamericanos comenzaron a comprar vinps de California, y el concepto del vino 'de lujo' para 'coleccionar' (expresión muy americana) emergió a la par que las bodegas más selectas disparaban los precios de sus pequeños lotes de vino. 

Y París fue sin duda el acicate que sirvió para que se crease la 'joint venture' Mondavi-Rothschild en 1979, con la creación de Opus One, precursor de numerosos proyectos similares y de elevado perfil del Nuevo Mundo galo de la viticultura. 

Lo que comenzó como una cata 'vulgar y corriente' ayudó a impulsar el aumento en la calidad y diversidad de los vinos de hoy en día. Y, aunque jamás lo admitirán nuestros vecinos galos, esta rivalidad ha elevado la calidad de sus propios vinos a nuevas alturas.